La sociedad en que vivimos ha ido arrinconando los valores que la han llevado al nivel alto de calidad de vida actual por la ambición, el egoísmo, la insolidaridad, …y no sigo.
Deberíamos hacer una profunda reflexión sobre qué valores estamos trasmitiendo a las generaciones venideras. Nuestra clase política necesita una renovación a fondo, pero nuestra sociedad civil también. Probablemente el mayor “problema“ en nuestra sociedad es la corrupción, que no es mas que una consecuencia de la ausencia de valores como son el compromiso, el esfuerzo, la ética, la humildad, el respeto o la sostenibilidad. Quizas en nuestro país quisimos salir-huir muy rápido de una dictadura, sin pararnos a reflexionar en profundidad lo que necesitábamos para tener una buena convivencia y cómo llegar a ello. Las prisas y las presiones siempre han sido malas consejeras.
Decía Séneca que; “ en ninguna parte está quien está en todas partes; a los que pasan la vida de aquí para allá les ocurre que tienen muchos albergues y ninguna morada”.
Quien quiere abarcar en demasía lo más probable es que al final acabe teniendo nada. Hay que aspirar a un nivel de satisfacción razonable. La ambición sin límites acaba por dañar a la persona y a su entorno.