¿Se nos ha ido Great Wall? En su día se nos fue otro importante fabricante de coches chino. Tras explicar muchas veces en eventos chinos las ventajas, reales, de Barcelona, vino todo el equipo directivo de aquella otra empresa a verlo. Con el extraordinario apoyo de la alcaldesa de l’Hospitalet, les enseñamos unos terrenos que ellos encontraron más que suficientes. Estaban muy cerca del centro de Barcelona. Luego fuimos al puerto y vimos los grandes espacios dedicados al automóvil y la agilidad con la que se estaban cargando en barcos. Pasamos por plantas de fabricantes de componentes y les explicamos el excelente acceso a todos los componentes que hay en Barcelona y cómo esto facilitaba el que hubiese varios fabricantes de automóviles con plantas aquí. Tuvimos una reunión en el IESE y nos pareció que salían encantados del viaje.
Seguí el tema y en unas semanas me dijeron que estaban dispuestos a firmar un acuerdo con una serie de condiciones (todas muy aceptables y que prácticamente ya les habíamos ofrecido). Me preguntaron cuándo podríamos ir a China a firmar el acuerdo y que debería venir el presidente de la Generalitat. Acordamos una fecha con el president. Lo comenté con los chinos y estuvieron de acuerdo. Era un domingo.
Me lo organicé para llegar en la mañana del sábado a Pekín. Pero antes quedé con el presidente de la Generalitat para indicarle los asistentes al acto (la alta dirección de la empresa china, las autoridades de la región y del Gobierno chino y los directivos de algunos importantes fabricantes de componentes).
Si cuando Great Wall mostró interés los políticos hubiesen viajado a China, el proyecto estaría en marcha
Para mi gran sorpresa, el president me dijo que no iba a ir. Yo casi me desmayo. Le expliqué que si no se presentaba los chinos lo considerarían un insulto. Él había elegido la fecha y el sitio, Pekín, porque dijo que le iba mejor para su viaje. La empresa china habría preferido hacerlo en su central, en su región, pero entendieron que al president le fuese mejor Pekín y lo montaron todo allí. Me dijo el president que lo pensaría, pero que lo más probable es que no fuera porque la gente decía que hacía muchos viajes.
La mañana del domingo le dije al presidente de la empresa china que quizás el president no podría venir. Puso una cara extraña. A las 11 h estábamos todos en la sala pero nadie representando a la Generalitat. Media hora más tarde entraron cuatro individuos y dijeron que eran el equipo de la Generalitat en China y que representaban al president. El chino les agradeció que viniesen e inició el acto. Fue un acto muy frío, aceleró la comida, se fue pronto y no quiso saber nada más de invertir en Barcelona.
Podría explicar más de estas. Pero si cuando Great Wall mostró interés el president de la Generalitat e incluso el de España hubiesen viajado a China y asegurado a su dirección que tendrían su apoyo, al día siguiente se habría puesto el proyecto en marcha y otros fabricantes de automóviles chinos habrían venido detrás. Y no se habrían equivocado. Somos fenomenales, pero no tenemos políticos fenomenales. Sí tenemos periodistas fenomenales, y Dolors Álvarez ha explicado todo esto “con cuidado”.