Si unos días después de estas manifestaciones había una reunión del consejo de una multinacional que planeaba abrir una nueva planta en Europa con dos alternativas, Marsella en Francia o Madrid en España, con unos consejeros partidarios de Francia y otros de España, seguro que los favorables a Marsella sacarían fotos, artículos de prensa y algún vídeo de las manifestaciones en Madrid, explicando las consecuencias que esto tendría en suministros, logística, ausencia de trabajadores, etcétera y defendiendo su propuesta de Francia y no Madrid.
Vivimos la globalización de las empresas como una de las prioridades en la gestión empresarial. Establecer destinos para ubicar plantas u oficinas es un tema complejo que debe valorar el desarrollo futuro de los mercados y también temas logísticos, políticos, sectoriales (clientes, proveedores), áreas con disponibilidad de personas adecuadas, etcétera.
Hay que encontrar otra forma de negociar evitando las manifestaciones
Cuando lancé mi escuela de China, Ceibs, oficialmente en 1994, ya había importantes empresas internacionales funcionando razonablemente bien en China. Las empresas valoraban bien el desarrollo de una escuela de dirección de empresas en China y contrataban a todos los másters que producíamos, además de que sus directivos se apuntaban también a nuestros programas.
Ahora, España es un gran productor de automóviles y parece que lo vamos a ser también de los eléctricos. Tenemos fabricantes de componentes líderes internacionales. También tenemos excelentes sectores farmacéutico, de alimentación, de empresas relacionadas con la moda, con estética y fragancias, con transporte y logística, inmobiliario y construcción y muchos más. Tenemos muchos, y cada vez más, candidatos y candidatas para hacer buenos trabajos en todas las áreas y sectores con un coste muy razonable, el mejor coste de Europa. Todo esto nos ayuda a crear muchos puestos de trabajo y mantener una buena economía.
¿Cómo podemos romper esta economía? En el mundo en que vivimos, la información fluye a gran velocidad. Organizar protestas, manifestaciones, paros para que se difundan nuestros problemas no es una opción. Lo que aparece en los medios no es la importancia de lo que se persigue, sino los problemas que crean las formas de protesta, y esto crea desempleo, porque muchas empresas evitarán tener plantas en lugares que son bases de conflictos.
Hay que encontrar otra forma de negociar las cuestiones importantes evitando las manifestaciones públicas. Quizás se podría adjudicar a una buena empresa consultora la responsabilidad de resolver los temas que hoy provocan manifestaciones por la vía de estudiarlos bien, proponer una buena solución y negociarla con las partes en conflicto.