La reflexión puede orientarnos a apoyarnos en relaciones en la empresa para tratar de colocarnos en un puesto más alto que nos permita una mejor relación con los directivos de alto nivel, a crear algo que facilite esa relación. Puede ser un proyecto interno para evaluar en qué medida nuestros competidores han modificado su relación con sus clientes, que muchos son también nuestros. Puede existir la posibilidad de conseguir información: ¿qué cosas han cambiado nuestros competidores para tratar mejor a sus clientes? ¿A qué información acceden y cómo la manejan?
Pensar es importante
Una reflexión ayuda a entender problemas, buscar alternativas y elegir la mejor
Reflexionar es importante. Sobre todo antes y después de ciertos momentos. Si tenemos una reunión con uno de nuestros mejores clientes o nos la ha pedido una persona importante, hemos de reflexionar sobre qué interés pueden tener, en qué nos podrían ayudar y prepararnos para abordar estas alternativas de manera amistosa y que suene positiva. Pero seamos conscientes de que si adquirimos un compromiso luego hemos de conseguir cumplirlo para ir construyendo una imagen excelente de cumplidores.
Con el gran número de empresarios que he podido conocer en los muchos programas en que he dado clase, he tenido que aprenderme gran cantidad de empresas, porque la norma que me transmitieron los que me formaron, profesores del IESE y Harvard, es que los profesores debemos tener un conocimiento de los sectores de la economía y las empresas relevantes para entender muy bien las aportaciones de los empresarios alumnos en las discusiones sobre casos concretos. Cuando tengo asignadas clases, la reflexión requiere tiempo para conectar teoría, práctica, conocimientos y experiencia.