La Universidad de Harvard hace, a través de su presidente, unas declaraciones sobre la violencia en EE.UU. contra los asiáticos, especialmente los chinos. Ha habido varios casos de asesinatos que se han producido tras insultarlos y agredirlos acusándolos de haber sido los causantes de la pandemia, porque como sabemos el virus apareció en la ciudad china de Wuhan. Parece que ocurre con frecuencia que los chinos son insultados por la calle. En EE.UU. siempre ha habido un trato incorrecto con las personas de raza negra que se acentuó en los últimos años y produjo acciones del gobierno y la sociedad –también hay mucha gente honesta y bien educada– para sancionar tratamientos agresivos hacia estas personas de color negro que claramente no han sido tratados con igualdad por la sociedad. La prestigiosa revista Bloomberg Businessweek ha dedicado hace poco un número al problema del racismo contra los negros en América y sobre todo contra las mujeres negras.
Pero ahora el coronavirus está acentuando la agresividad contra los chinos. El presidente de Harvard facilita hasta un número de teléfono para acceder a la policía de Harvard y ha declarado que siente tener que referirse al tema aunque cree que los alumnos, los profesores y quienes trabajan en la universidad son personas que entienden que la integración de personas de otras razas y culturas no puede más que enriquecer la cultura y la sociedad americanas.
Seríamos el lugar ideal para que un fabricante chino de automóviles se implantase para entrar bien en el mercado europeo
Cosas así me llevan a pensar que siempre he visto a China muy abierta a trabajar con europeos y no recuerdo ninguna crisis entre chinos y europeos o americanos en toda mi experiencia en China durante 30 años. Además, en mi escuela de España, IESE, hemos facilitado el lanzamiento de mi escuela de China pero también de varias escuelas en África, lo que nos ha llevado a ver pasar por nuestras aulas a miles de chinos y africanos y siempre los he visto sonriendo, sintiéndose bien y, sobre todo, muy bien recibidos. Creo que los que venimos de vivir en la España de Franco, una dictadura al estilo de la Corea de hoy en día, crecimos con humildad, y eso es fundamental para entenderse bien. No nos consideramos superiores por ser españoles, todo lo contrario. Ser españoles nos lleva a sonreír a los extranjeros y no valorarnos por encima porque ellos son de color negro o vienen de China o de India. Ahora que China se está convirtiendo en la primera economía del mundo a nosotros eso no nos humilla y no se nos ocurre que tengamos que hacer cosas para evitarlo. Al contrario, si van a más, seamos aún más amigos de ellos, si puede ser, los mejores amigos. Y si logramos que vengan muchos más aquí, sea como turistas, estudiantes o empresarios, ¡fantástico!
Conozco empresarios y empresarias chinas que han venido a vivir a Barcelona y se sienten a gusto. Cuanto más preparada está la gente, más amables son, dicen algunos. Siempre hay alguien, de muy poco nivel, que los mira con cara de disgustado. Pero por suerte son pocos e irrelevantes. Si estimulamos su aterrizaje aquí, podríamos crear muchos puestos de trabajo. Somos un país muy adecuado para fabricar eficientemente todo tipo de productos y exportarlos a todo el continente europeo. Seríamos el lugar ideal para que un fabricante chino de automóviles se implantase para entrar bien en Europa (como los fabricantes europeos han hecho en China en los últimos años). Y lo mismo valdría para un fabricante de equipos médicos y muchísimas cosas más. Tenemos cerca el continente africano que es una de las grandes economías del futuro a donde habrá que llevar de todo. Mejor si empezamos a hacerlo desde aquí. Mejorar la vida de millones de personas nos puede ayudar a crear empleos y salir adelante.