Hay muchos economistas norteamericanos que dicen que su economía no va a crecer en promedio mucho más allá del 1% en los próximos años. Consideran que el país ha llegado al “cielo” y que no es necesario un notable crecimiento para mantener empleos en industria, comercio, logística, servicios, sanidad, educación, etcétera. La realidad es que el volumen total de la población, al margen de los que vienen de otros países para quedarse, no tiene un crecimiento relevante. Por tanto, manteniendo las empresas como están se pueden retener empleos y seguir con una actividad económica razonable.
Pararse puede ser soportable para los muy ricos. Hay miles de trabajadores en África o India, zonas enormes pero muy poco desarrolladas y con altos niveles de pobreza. China y Latinoamérica tienen también áreas con pobreza relevante, pero con gestión van mejorando los niveles de pobreza. En China esto es una prioridad para el gobierno y durante el mandato de Xi Jinping el avance ha sido extraordinario. En la primera reunión que tuve con él ya me dijo con números concretos cómo iba a reducir la pobreza.
China se enfrenta con dificultades en Estados Unidos que le impide acceder a sus mercados
Cuando Xi llegó al gobierno, la economía china tenía ya un notable ritmo de crecimiento, pero analizó el país y descubrió que había regiones creciendo más de un 10% anual y algunas sin crecimiento o hasta con pérdida de nivel económico. Dio prioridad a asegurar que el crecimiento no se centrase en unas cuantas regiones sino que era algo para todo el país. Zonas más desarrolladas bajaron su velocidad de crecimiento económico y otras más pobres superaron el nivel de pobreza.
La gestión de Xi Jinping en un país con 1.500 millones de personas, viniendo de la pobreza y la falta de conocimientos técnicos, tecnológicos o sociales, es un ejemplo impresionante para los líderes políticos. En China es muy evidente que el país está encantado con su líder y que valora muy positivamente su continuidad.
En nuestro tiempo deberíamos estar sorprendidos por las guerras que tenemos en Ucrania o en Israel. Hace pocos años veíamos a estos países como buenas oportunidades para invertir hacia el futuro. Las guerras no son una solución, producen miles de muertes, consumen los fondos que están disponibles, dedicándolos a adquirir armas para matar.
Otro efecto que se ve menos, pero existe, es que muchos de los mejores ciudadanos de estos países en guerra se escapan de ellos a otros lugares del mundo en los que tienen relaciones que les ayudan, contando con su experiencia y sus conocimientos. Este “vaciado” será otra dificultad para la reconstrucción.
China se enfrenta con dificultades en Estados Unidos que le impide acceder a sus mercados. ¿Qué solución hay? Hay empresas americanas que accedieron hace ya años a China. En mi escuela de China hemos tenido directores generales que eran profesores americanos que se vinieron a vivir unos años. Pero nunca tuvimos un problema por su nacionalidad.
Hemos de ser capaces de negociar y negociar, pero siempre con prioridad a la paz y a los más necesitados. No guerras.