Yo era un buen estudiante y me manejaba bien en francés. Le pedí a mi padre que me comprase algún libro en francés. A mi padre le hacía mucha ilusión que yo hablase francés. Un hermano de mi madre, durante la Guerra Civil se escapó a Francia para evitar que lo enviasen a luchar, pero allí lo metieron en la Guerra Mundial, a luchar contra los alemanes en Escandinavia y en África. Como en España la guerra la había ganado Franco, mi tío no se atrevía a venir y se quedó en Argelia. Suerte que sabía francés. Allí alcanzó un éxito empresarial en el campo de la publicidad y cuando pudo volver creó una exitosa empresa de publicidad. El ministro Fraga Iribarne le pidió que lanzase la primera escuela de estudios del sector y así lo hizo.
Aprender idiomas es importante, pero Catalunya no debe perder su cultura
Ahora tenemos una gran preocupación por promocionar el catalán y sin duda sería una gran pérdida para nuestra cultura que se fuese perdiendo. Pero no podemos olvidar que el primer idioma del mundo es el inglés. Las mejores escuelas del mundo tienen cursos en inglés en Europa, en China, en Latinoamérica, en África. Muchos de los eventos internacionales en temas de medicina, dirección de empresas, arquitectura, temas financieros, etcétera, son en inglés. Los exámenes de admisión a buenas escuelas son en inglés. Por tanto hemos de enseñar inglés a los niños para asegurarles un mejor futuro.
Pero en Catalunya no debemos perder nuestra cultura. Hace muchos años que conseguimos una posición relevante a escala internacional. Nuestra imagen en el mundo es positiva. Hay muchas empresas internacionales que han buscado la forma de tener una filial en el entorno de Barcelona. Hemos sabido aportar infraestructuras como el excelente puerto o el aeropuerto. Muchas veces coincidimos con colegas, amigos, contactos empresariales y como los que estamos allí nos conocemos, si somos todos de Barcelona, hablamos en catalán. Pero se añade uno que viene de Madrid y automáticamente pasamos al castellano. Y si se añade un alemán o un americano automáticamente pasamos todos al inglés. Sigamos con este respeto a todos pero no olvidemos nuestra cultura y los que crearon este fantástico país.
Alguna vez he escrito que en una sesión en Davos intervino el entonces president Jordi Pujol. Hizo su discurso en francés, inglés, algo de español y algo de alemán. Iba avanzando sin repetir lo mismo en cada idioma, pasaba de un idioma a otro y continuaba. Cuando acabó los participantes decían “¡qué genio!”. Pocos políticos tienen esa capacidad.