Ya lo he escrito otras veces, y no soy el único que lo ha dicho, pero en España tenemos demasiados políticos y funcionarios y es una pena que se dediquen a competir entre ellos y a meterse en temas que no son suyos. ¿Tiene sentido que quieran gestionar el Consejo Superior del Poder Judicial? ¿No es mejor que los jueces del CGPJ se organicen entre ellos?
Con el desempleo que habrá, ¿no convendría estimular a los empresarios? Ellos son los que pueden crear trabajo. ¿Qué haremos? ¿Subirles los impuestos? Sería más eficaz quitarles impuestos a quienes inviertan. Si los empresarios no tuviesen que pagar tanto invertirían mucho más en su empresa o, diversificando, en otra actividad industrial, financiera o inmobiliaria y crearían empleos.
En lugar de subir impuestos para pagar a más funcionarios sería conveniente bajarlos a las empresas que inviertan
Durante el parón que vivimos escribí otro libro, sobre dirigir con rapidez. Ya antes de la crisis se notaba que con la creciente internacionalización, la digitalización, la mejor gestión, la velocidad empresarial crecía. Los que no corran desaparecerán. Les quitarán clientes con mejores productos, mejor logística, mejores precios, o se llevarán al cliente final vía comercio electrónico. ¿Cómo es posible que se hable de subir impuestos para pagar a más funcionarios y para seguir teniendo inventos como ERTE que en buena medida son formas diferentes de llamar al desempleo?
Somos un país fenomenal para fabricar de todo a costes muy razonables. Tenemos trabajadores de gran calidad a costes bajos (comparados con los colegas europeos). Tenemos empresas destacadas en todos los sectores, automoción, farmacéutico, alimentario, sanitario, una logística fenomenal, los excelentes puertos de Barcelona y València, conexiones ferroviarias y un clima buenísimo que, a diferencia de muchas ubicaciones europeas, no corta nuestras conexiones por nevadas.
¿Cómo es posible que China, con casi 1.500 millones de habitantes, siendo el primer país del mundo atacado por el coronavirus, cuando sin saber qué era aquello, todavía crezca al 4,9% después de haberlo arreglado todo? Hay quien dice que mienten. Es una forma de autoengañarse para no ponerse a trabajar como los chinos. En nuestros días, lo he dicho muchas veces, “la confidencialidad no existe”. Si el Gobierno chino hiciese trampas, todo los chinos lo sabrían y, sin duda, se manifestarían masivamente. Y si se organiza una manifestación en Pekín de 10 millones de personas ¿quién para eso? Vivimos una era digital, conectados por el móvil y podemos explicárnoslo todo, convocarnos y protestar. Pero nada de eso ocurre. La gente volvió al trabajo con medidas cuidadosas y con cierta satisfacción.
¿Qué frenó el coronavirus en China? La disciplina de las personas. El confinamiento riguroso durante unos días. Me enviaban fotos de las calles de Shanghai desiertas. La gente solo compraba comida un día por semana. Tuvieron un problema de escasez de mascarillas y me pidieron si les podía encontrar un suministrador aquí. Logré enviarles mascarillas. Cuando el problema nos llegó y también se nos acabaron las mascarillas mis colegas chinos me enviaron inmediatamente por avión un montón de cajas con miles de mascarillas en regalo. La gestión de aduanas las retuvo muchos días y me cobraron un pastón pero pudimos resolverlo.
Necesitamos menos y mejores gestores. Quizás podríamos vendernos a China, que nos dejen mantener nuestra cultura e instituciones, en definitiva, que seamos como Hong Kong. Allí dicen de China y Hong Kong: “One country, two systems” . Podríamos ser un país, tres sistemas. El precio de venta podría ser el importe de deuda que tenemos. Así podríamos pagarla toda ya. Además acabaríamos con el coronavirus rápido y las empresas se pondrían en marcha. Quizás algunos políticos se escaparían de aquí para evitar tener que trabajar.