Me piden que escriba la editorial de la Newsletter de ABE unos días después de haber defendido mi Tesis Doctoral cuyo título es “éxitos, fracasos y aprendizajes en la transformación de organizaciones empresariales”. En el vasto y complejo mundo de la gestión empresarial, la búsqueda de la excelencia es un camino continuo y largo. A través de entrevistas con cuarenta líderes y expertos en transformación organizacional, mi investigación reveló un aspecto fundamental que a menudo se pasa por alto: la importancia de los principios y valores en la gestión.
Los líderes empresariales exitosos con los que hablé coincidieron en que, más allá de las estrategias de negocio y las innovaciones tecnológicas, son los valores fundamentales de una organización los que determinan su capacidad para lograr y mantener la excelencia. Estos valores no solo guían las decisiones diarias, sino que también sirven como brújula durante los tiempos de crisis y cambio, asegurando que la empresa no solo sobreviva, sino que también prospere. Es mas, un dato interesante es que las empresas tienen cada vez un tiempo de vida menor y creo que una de las razones es la falta de propósito.
Uno de los principales hallazgos de las entrevistas fue que las organizaciones que exhiben una clara alineación entre sus valores declarados y sus prácticas reales tienden a tener un rendimiento superior. Esta coherencia promueve una cultura de confianza y compromiso, lo que a su vez fomenta un entorno en el que los empleados se sienten valorados y motivados para contribuir a los objetivos de la organización. Como resultado, estas empresas no solo atraen talento de alto nivel, sino que también retienen a sus empleados durante períodos más largos, reduciendo los problemas asociados con la alta rotación.
Además, las organizaciones basadas en principios fuertes muestran una mayor capacidad para adaptarse a los continuos cambios del mercado. En un entorno empresarial que cambia rápidamente, la capacidad de una organización para permanecer fiel a sus valores mientras se adapta a nuevas realidades es crucial. Los principios bien definidos actúan como un marco estable a través del cual se pueden explorar nuevas estrategias y modelos de negocio sin perder la esencia de la identidad de la empresa.
Sin embargo, establecer y mantener estos valores no es una tarea fácil y requiere un compromiso constante de todos los niveles de la organización. Los líderes especialmente juegan un papel crucial en este proceso. Deben no solo predicar con el ejemplo, sino también asegurarse de que los sistemas de gestión y evaluación estén alineados con estos principios. Esto incluye desde la contratación y capacitación hasta la evaluación del rendimiento y la toma de decisiones estratégicas. Es aquí donde se ve como la condición de excelencia de los directivos en todos los sentidos tal y como proclama ABE influye decisivamente en la organización. No hay organización excelente sin un líder transformador excelente.
En conclusión, las entrevistas me confirmaron que los principios y valores son mucho más que palabras en un papel; son el centro de una gestión exitosa y sostenible. Al enfocarse en fortalecer estos cimientos, las organizaciones no solo mejoran su rendimiento actual, sino que también aseguran su relevancia y éxito en el futuro. La excelencia empresarial, por lo tanto, se logra no solo a través de la tecnología, la innovación y la eficiencia, sino, sobre todo, mediante un compromiso inquebrantable con los valores fundamentales que definen quién es la empresa.
Marcelino Oreja Arburua
Consejero de empresas, consultor y vicepresidente de la Junta de ABE