‘Los archivos del Pentágono’ nos muestra la importancia de la misión, visión y valores que debe tener una organización y sirve además como un excelente tratado de cultura corporativa y de ética empresarial.
De entre las múltiples reflexiones de esta película histórica de Steven Spielberg me parece fundamental en estos tiempos confusos, también en las empresas, la que propone en torno a la fidelidad y coherencia cultural que tuvo la dirección de The Washington Post -tanto la editora Katharine Graham (Meryl Streep), como su director Ben Bradlee (Tom Hanks)- durante el affaire del Informe McNamara en 1971, siendo presidente Richard Nixon y secretario de defensa Robert McNamara, y estando la guerra de Vietnam en pleno desarrollo.
Las presiones para que el Post -entonces con una tirada modesta y una situación financiera delicada- no publicara los papeles que comprometían la política militar en Vietnam desde Eisenhower a Nixon pasando por la Administración Kennedy, eran ciertamente poderosas: desde la antigua y sólida amistad de la propia Graham con McNamara, la inminente salida a Bolsa del Post con requerimientos de inyecciones de capital, los intereses políticos de determinados miembros del consejo, las razones geoestratégicas de Estados Unidos hasta la antigua vinculación de Bradlee con Kennedy, cuya figura se vería también dañada por la publicación de la verdad de la intervención armada en Vietnam ordenada por el entonces presidente.
En medio de esas presiones que a muchos les haría tirar la toalla, en una secuencia capital ante el consejo, Katharine Graham decide como propietaria del periódico dar luz verde a la publicación de esas miles de hojas comprometedoras que precipitarían la retirada norteamericana del país asiático.
¿A qué argumento se aferró esta viuda tímida e insegura que había heredado la propiedad del Post sin una gran experiencia profesional por la muerte inesperada de su marido? Pues precisamente a la Declaración de la Misión y Valores que el periódico tenía desde su fundación y que recogía taxativamente divulgar la información de interés para los ciudadanos libres y poner límites a los excesos del poder político. Todo muy en la línea de los padres fundadores de la República de Estados Unidos.
Cuando comprobamos que a veces los comportamientos de una empresa no están alineados con las definiciones de su misión, visión y valores que se citan como declaración de intenciones ante sus clientes y empleados, la buena práctica que nos muestra Spielberg con el Post nos sirve como un tratado de cultura organizacional y ética empresarial que nos recuerda por su coherencia aquella verdad de Nietzsche: “Quien tiene un porqué para vivir, ya se las arreglará para encontrar un cómo”. Eso hizo Katharine Graham con su periódico en una tesitura crucial. Poco después iniciaría el Watergate, nada menos.
Ignacio García de Leániz es profesor de RRHH en la Universidad de Alcalá de Henares
Fuente: http://www.expansion.com/expansion-empleo/desarrollo-de-carrera/2018/02/14/5a845295e2704eb3598b4630.html