África subsahariana es desde hace décadas un elemento geoestratégico global, como la permanente crisis migratoria pone de manifiesto. Con consecuencias directas sobre la dinámica y la estabilidad política del Viejo Continente. Pese a los teóricos esfuerzos de la Unión Europea y Estados Unidos, la dura realidad de la zona sigue obligando a una parte de su población más joven a lanzarse a la suicida aventura de recorrer el continente, atravesar el desierto y cruzar el Mediterráneo, sometida las más de las veces a las inhumanas exigencias de los explotadores de la ruta. En busca de mejores condiciones de vida y de ingresos que enviar a sus familias.
Una de las zonas en las que la crisis humanitaria se vive intensamente es África Occidental, en la barriga del continente. Integra a gigantes como Nigeria, el país más poblado de África, con 185 millones de habitantes, y pequeños estados como Cabo Verde, con apenas medio millón. En total, 360 millones de personas con un PIB per cápita promedio de unos 1.400 euros anuales. Es uno de los “tres o cuatro grandes focos demográficos de África”, señala Alejandro Lago, profesor de Iese. Los otros se conforman en torno al Magreb, Egipto, Etiopía y la costa de Sudáfrica. El segundo país del África Occidental, por volumen de PIB y por población, es Ghana, un oasis de seguridad y estabilidad política, con elecciones regulares reconocidas internacionalmente y relevos ordenados de Gobierno.
El PIB per cápita en paridad del poder adquisitivo ha subido el 70% desde 2008
Por ello y por el crecimiento de su economía, junto con la mejora de sus indicadores de pobreza, recogidos en los informes del Banco Mundial y otras organizaciones, se ha erigido en modelo para la región. La corrupción, por el contrario, sigue siendo uno de los hándicaps de estas economías, Ghana incluida. Según el índice sobre corrupción que publica la Organización para la transparencia internacional, ocupa el puesto 81, sobre un total de 180 países, y durante la última década ha descendido doce posiciones. España, se sitúa en el 42, aunque desde el 2008 también ha bajado, en este caso 10 posiciones. Pese a ello, la administración ghanesa goza de buena reputación como una de las mejores en términos relativos atendiendo a los estándares de los países menos desarrollados.
Teniendo esto en cuenta, hace ya una década, la escuela de negocios de Shanghai Ceibs, fundada y presidida por Pedro Nueno, profesor del Iese, decidió establecerse en Accra, la capital. En julio del 2008, unos empresarios catalanes, el grupo de Harvard, visitó el país para detectar oportunidades de negocio. Vieron una economía con altas tasas de crecimiento, embarcada en un vasto programa de privatizaciones y ansiosa por captar inversión extranjera. Diez años después, el grupo hace balance de la evolución del país y calibra posibilidades.
En la zona occidental viven unas 360 millones de personas, uno de sus ejes demográficos
Ha seguido creciendo a un promedio del 7% en los últimos años y las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el 2017 cifran el alza en el 7,8%, porcentaje que mantiene para este año y el próximo. En línea con el resto de países de la zona, con la gran excepción de Nigeria, que pese a su riqueza petrolífera no pasa del 2%, tras estar estancado en el 2017. En términos de PIB per cápita en paridad del poder adquisitivo, Ghana ha crecido un 70% en diez años. Como comparación, España el 10%.
Como afirma Alejandro Lago, profesor del Iese y codirector de The Africa Initiative, un programa de apoyo a un grupo de escuelas de negocios africanas asociadas, “Ghana y sus vecinos ofrecen un mercado con población creciente y una nueva clase media en desarrollo, aunque necesitado de mayor integración regional”, más allá de la Comunidad económica de estados de África Occidental.
China es un inversor al alza en todo el continente, y sobre todo en su parte occidental, el primero individualmente, pero con cifras menores que el conjunto de Europa. Tommaso Lucca, de la reaseguradora Asseta, cree que esa presencia China se explica “en gran parte porque ese país se ofrece con un proyecto mucho más útil a los países de la zona, desarrollando infraestructuras, escuelas, etcétera”, lo que explicaría su preeminencia.
Barcelona aspira a tener un papel
El debate entre los empresarios catalanes desplazados a Accra combina el análisis sobre las oportunidades de negocio en Ghana y el África Occidental con la conciencia de la responsabilidad europea. Josep Lluís Sanfeliu, cofundador de Ysios Capital y actualmente en Asabys Partners, especializado en invertir en las fases iniciales de proyectos de tecnologías médicas y salud, se cuestiona directamente qué aportaciones se pueden hacer desde Barcelona: “Aquí hay oportunidades con muchos retos, nosotros estamos habituados a prestar apoyo sobre la base de nuestra experiencia, de nuestras relaciones económicas. Y no sé si eso serviría en Ghana, pues a lo mejor lo que nosotros sabemos hacer, aquí no se aplica. Hay muchas diferencias, barreras regulatorias, sanitarias, financieras. Me pregunto si son válidas nuestras capacidades”.
Explica su experiencia Ignacio García-Nieto, consejero delegado del grupo financiero Riva y García, quien desde hace años impulsa un fondo de capital, Mediterrania, que invierte en la zona. Primero en el Magreb, ahora ya en África Occidental, especialmente en Costa de Marfil, vecino de Ghana. “Al principio era complicado, pero aprendimos en el Magreb y ahora estamos entrando en la zona de Costa de Marfil, Senegal, Ghana. Nos interesan sectores como la salud, la banca o el comercio. Es verdad que no tenemos la ventaja competitiva que teníamos en Latinoamérica, especialmente la cultural y la lingüística, pero estamos contentos”, concluye.
Lago resume gráficamente en cuatro conceptos cómo deben encarar los inversores extranjeros su desembarco en el continente: “Asociarse con emprendedores locales, tener paciencia, perseverar en los objetivos y desarrollar las relaciones personales”. También recuerda que la financiación de los proyectos para las empresas locales en países como Ghana no funciona según los cánones europeos, “la banca apenas está presente y los amigos y la familia son la fuente principal”.
Carsten Blecker, vicepresidente de la empresa sueca Getinge Group, defiende abiertamente la presencia en mercados emergentes como Ghana, “son de alto crecimiento. En el caso de mi empresa, tenemos en marcha aquí tres proyectos de hospitales, hay una estabilidad más que razonable y el margen de rentabilidad de las inversiones también es razonable. Ciertamente, hay problemas, como el de la financiación, pero en nuestro caso el Gobierno sueco ofrece ayudas públicas en ese terreno. Para nosotros el problema reside más en asegurar la contratación de personas fiables, que se ajusten al código ético de las compañías europeas”.
Las barreras culturales también aparecen. Jorge Linati, de Bermejo, Linati y García-Nieto abogados, resalta la fuerza de la cultura tribal en esta zona y la necesidad de que los jóvenes la superen como paso previo a un avance sustancial.
El grupo ha combinado durante su visita a Accra las reuniones con exalumnos de la escuela de negocios con encuentros con emprendedores, especialmente jóvenes y mujeres, que han expuesto sus proyectos, vinculados a las actividades más diversas, desde la arquitectura, a la perfumería y el comercio, pasando por las plataformas de aplicaciones informáticas para la gestión de pagos telefónicos o la producción de arte y cultura.
Santiago Tarín, responsable de Master Consulting Grupo, muestra su sorpresa ante “el entusiasmo,la ilusión de esos jóvenes emprendedores; es un buen indicativo de la vitalidad que desprende el país. Creo que merecen un compromiso de nuestra parte”, señala.
La abogada Lidan Qi ve en esas iniciativas “modelos de emprendeduría similares, al menos a mí me lo recuerdan, a las que comenzaron funcionando en Barcelona en las relaciones con China. Y se puede colaborar”.
Liling Qi, empresaria de origen chino y responsable de Puente China España, cree que “esa actitud rompe los tópicos que muchas veces circulan por Europa de que en esta parte del mundo no gusta trabajar. Además, se detecta entre la juventud un deseo de salir, triunfar y volver con recursos para favorecer el crecimiento aquí”.
Actitud innovadora, pero con carencias. Michael B Goldenberg, consejero delegado de Value Retail, La Roca Village, detecta “orgullo entre los jóvenes más activos y satisfacción vital en la población, pero necesitan más formación y educación básica. Aquí se puede aportar”.
Pese a los buenos deseos, las dificultades son notables, señala Fernando Casado, presidente de Formación y futuro y ex director general del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC): “Invertir aquí es bastante difícil, hay mucho desconocimiento, falta información, no es fácil encontrar los socios adecuados. Veo difícil en este entorno económico que las empresas se decidan a invertir. En el ámbito social, de ayuda, es un campo que puede ser fructífero, en el empresarial, me parece complicado”.
La aportación española “puede ser especialmente viable y útil en campos como el fomento de las energías renovables o la calidad del agua, punto crítico”, señala Salomé Cañeque, presidenta de Proemio.
También hay ejemplos exitosos de penetración comercial en la zona. Empresas como Pascual, productora de iogurts de larga duración, o General Food ( Gallina Blanca), venden sus productos con buen resultado y prestigio de marca.
En general, las empresas no disponen de cobertura diplomática. Lago, que visita la zona con regularidad, constata que “los franceses y los ingleses siguen muy activos aquí, como antiguas potencias coloniales, y los alemanes están intentando desarrollar su propia política africana”. Se deduce de sus palabras que este no es el caso español.
Pesa a esa ausencia, Barcelona aspira a jugar un papel en las políticas sobre la crisis migratoria y la búsqueda de soluciones. Jaime Grego, presidente de Laboratorios Leti, pregunta: “¿Qué iniciativas se pueden tomar desde el mundo empresarial barcelonés para fomentar mejoras sociales?”
Fernando Serrate, socio responsable de Catalunya y Balears de KPMG, critica que “no se actúe de verdad tratando África como una prioridad y corremos el peligro de que sea una oportunidad perdida, como fue con Asia, pero en el caso que ahora nos ocupa con dramáticas consecuencias humanitarias. Es lamentable que en Catalunya aún no tengamos una Casa África para intentar abordar estos problemas”.
Nueno recuerda que “tampoco hay asociaciones empresariales focalizadas en el área y que las iniciativas son muy singulares, como la del Iese que organiza actividades y reuniones sobre Ghana en Barcelona”. En el ámbito universitario, “la Complutense de Madrid también organiza visitas de alumnos de Ghana”, explica la catedrática de esa institución, María Luisa del Pozo.
El abogado Ramon Faus, de Partner Andersen, cree que “habría que aprovechar que Barcelona es la sede de la Unión por el Mediterráneo para ampliar su foco, llegar hasta Mauritania, e influir en las políticas de desarrollo en la zona”. En la misma línea, Pere Botet, Inderhabs investments, cree que “los empresarios deben integrarse en las organizaciones que colaboran para mejorar las condiciones de esos países para conocer sus necesidades”. Pedro Knuth, vicepresidente ejecutivo de Getinge Group, postula finalmente “un foro donde empresas y los posibles partners se encuentren y puedan iniciar su colaboración en un marco seguro”.