Todos los elogios vertidos a Rafael Nadal son merecidos. Su carrera profesional es portentosa y, aunque finalmente no hubiera conquistado el Open de Australia, le deberíamos igual este gran homenaje que se le tributa. Pero déjenme que, en estos momentos de panegíricos y de muestras de admiración por sus logros, me refiera a su familia. Ciertamente hay genios, maestros o sabios que han llegado a triunfar en sus oficios y ser buenas personas sin influencia de progenitores que les hayan guiado el camino, aunque mayormente sostengo que detrás de una gran persona (y aquí entran todos los valores, no solamente el éxito económico y profesional) siempre hay unos padres que marcan un carácter.
Es clarísimamente el caso de Nadal, que ha crecido en un ambiente sano y muy bien educado, para anteponer siempre los valores de respeto, responsabilidad y sentido común antes que primar el éxito por encima de todo. No es casual que el tenista se haya casado con su novia de toda la vida y siga viviendo en Manacor, a pesar de poder escoger cualquier otra ciudad idílica del mundo y evitarse pagar mucho dinero al fisco. “Me compensa más estar con mi gente y pasear por mi ciudad que irme a vivir al extranjero, aunque sea más rentable”, ha confesado Nadal más de una vez. Sus negocios los lleva su propio padre y todavía hoy se sientan juntos cuanto tienen oportunidad para ver partidos de fútbol. También le ha influido mucho su tío, Toni Nadal, quien ejerció de entrenador suyo durante buena parte de su carrera y al que solamente hace falta leer o escuchar para comprobar que es un hombre que se viste por los pies. Como también le marcó su abuelo, Rafael, que era director de la escuela de música de Manacor, que se preocupó mucho de que no se lo creyera en exceso cuando empezaba a despuntar de niño.
La transmisión de valores positivos no es una tarea que se tenga que dejar exclusivamente en manos de la escuela y de los profesores. El fundamento educativo nace en la unidad familiar y el caso de la familia Nadal es un buen ejemplo de ello. Todos los méritos del mundo para el gran tenista que es, pero sin la cultura del esfuerzo, la modestia o el compromiso que le han inculcado de pequeño no hubiera llegado tan lejos.
01/02/2022