05/02/2023
Tuve que estar varios días en Boston con colegas de Harvard y, como suele suceder, fue una gran oportunidad de ver cosas interesantes. Quizás la primera es una percepción de que la gente está feliz por allí. A los alumnos se los ve contentos y a los profesores, satisfechos. Tienen una gran demanda que llega de todo el mundo. La ilusión se empieza a ver en el avión hacia Boston. El vuelo es largo y puedes detectar muchas cosas. Unos pasajeros le explicaron a otro que iban a ver a un hijo suyo que estaba estudiando en la universidad de Harvard y lo explicaron mostrando gran orgullo.
Han resuelto mucha burocracia que había que superar al llegar allí y pasar los controles de entrada. No tardé más de 10 minutos. Los hoteles están llenos y los restaurantes, con colas de entrada o con señal de completo. Las diferentes universidades (Harvard, el Massachusetts Institute of Technology MIT, la Universidad de Boston y muchas más) y sus facultades de derecho, medicina, economía, política, ingeniería, arquitectura, dirección de empresas… imparten carreras universitarias y programas de posgrado (másters, doctorados o programas hechos a medida para empresas o asociaciones de empresas).
Una buena marca como Harvard ayuda a traer a los mejores, pero exige superarse cada día
Hablando con colegas percibes que su trabajo no es nada fácil. La marca Harvard les exige que los alumnos que participan en sus programas deben percibir que Harvard está entre los mejores y que quienes imparten las clases tienen gran experiencia empresarial, sobre todo en consejos de empresas destacadas por su innovación, su despliegue internacional y los buenos resultados.
Un buen profesor de Harvard, además, debe publicar libros fáciles de leer, bien integrados en el mundo empresarial y útiles a los directivos. Eso no quiere decir que en las primeras etapas en Harvard como asistentes de profesores importantes no publicasen artículos teóricos llenos de referencias en los journals , publicaciones académicas periódicas. En la misma Harvard Business School hay una librería que vende las mejores obras de sus profesores y de otros autores de todo el mundo sobre temas de economía y empresa.
Cuando me encuentro allí con colegas veo interés por la excelencia. Saben que si no lo hacen bien impartiendo sus clases la escuela de deshará de ellos. En esto Harvard aplica la cultura americana: si alguien no aporta, que salga por la puerta. Curiosamente el covid no ha transformado Harvard. Las tecnologías digitales ya se habían ido incorporando a la docencia pero sin cambiar la posibilidad de que los alumnos aporten, debatan, apoyen o discrepen en clase en un proceso liderado y estimulado por el profesor que además lo tendrá en cuenta en la evaluación.
Cuando hablo con un colega allí antes de dar una clase, aunque tenga decenas de años de experiencia, se ve la preocupación por que la clase salga bien. Una buena marca ayuda a atraer a los mejores, pero exige mejorar cada día. Y no es muy distinto lo que ocurre en una prestigiosa empresa de alimentación, de moda, de farmacia o de automoción. Pensemos en seguir aprendiendo.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/economia/20230205/8733521/aprendiendo.html